viernes, 18 de abril de 2014

Conversaciones telefónicas

- Este es tu cel?
- Hola! ... eres?
- No. La pregunta es si TU eres Eva?
- Sí... pero no sé quién eres tú? Todos los números de mi celular se borraron.
- Ah, qué bien! Eso responde lo primero, con lo cual me doy por satisfecho. Es una pena que no sepas quién soy, porque en este caso yo conozco mucho de ti y tú nada de este misterioso número.

- Necesitas saberlo?
- Sí. No sé quién eres y no estoy segura si quiero hablar contigo.
- No te gustaría hablar con un extraño?
- No me molestan los extraños, pero cómo puedo estar segura que eres alguien con quien quisiera hablar?
- Entonces quieres que dejemos así?
- No. Quiero saber quién eres.
- Está bien. Tienes tres oportunidades. Solo responderé si o no. Empieza a preguntar.
- .... 

Dos respuestas me llevaron a pensar en quién era ese extraño, pero la tercera me confundió. De todas formas pude saber quien era ese personaje que quería jugar a ser misterioso.

- Si hubiera sabido quién eras, aunque no estuviera segura, me habría gustado seguir hablando como si no te conociera... pero hay algunos personajes con los que no quisiera hablar y no quería que fueras uno de ellos.

A este personaje lo había conocido unos años atrás, no recuerdo exactamente cuándo, creo que al menos uno o dos años antes de lo que tengo presente, pues trabajábamos en un mismo proyecto. Sin embargo, solo fue más claro para mi quién era y que no me era indiferente en la temporada final del trabajo. Me gustaba, pero siempre se veía distante, a veces tímido, otras veces pensaba que estaba comprometido y prefería entonces no explorar nada. Al final decidí que podía ser un buen amigo.

Pero el día del primer chat, me sorprendió, pues llevaba meses sin intercambiar correos con él, así que luego del saludo de bienvenida, siguieron otras preguntas "normales".

- Dónde estás?
- En mi apartamento. Estoy preparándome para dormir.
- Me enviarías una foto?
- Ah?! Quieres verme en pijama?
- Sí.
- mmm... No creo que quiera enviarte una foto ahora.
- Más adelante la enviarías?

Ese fue el inicio de una serie de conversaciones telefónicas por chat, en las que después de las preguntas recibí una primera foto suya. Por supuesto no se veía su cara, pero puedo recordar un cuerpo provocador que, poco a poco, se fue descubriendo para mostrarme cada día algo más de su piel. Yo solo miraba y jugaba a imaginarlo frente a mí y poder tocarlo: Qué pasaría en ese momento? Será que si nos encontraríamos de nuevo algún día?

Como era de esperar, el deseo comenzó a crecer, la curiosidad me llevó a explorar formas de disfrutar su cuerpo con solo una mirada. Sus palabras se convertían en órdenes, así que decidí jugar a obedecer uno a uno sus mensajes, no sin antes dejar claro que si en algún momento no me gustaba el juego, lo diría y pararíamos sin problema.

- Esa noche pensé en decirte que te fueras conmigo. Pero había más gente.
- Por qué no lo hiciste? Recuerdo bien esa noche y moría de ganas por seguir adelante contigo.
- Entonces, habrías aceptado?

Seguimos conversando durante varios meses, compartiendo fantasías e historias. Describiendo paso a paso lo que haríamos si estuviéramos frente a frente, y lo que sentíamos en el mismo momento en que nuestros dedos escribían cada letra. Muchas veces teníamos que interrumpir porque la tensión subía a tal nivel que las palabras sobraban y la imaginación nos desbordaba. Así que terminamos con llamadas, en las que levemente escuchaba su voz indicándome lo que debería hacer hasta alcanzar el punto máximo del placer...