domingo, 21 de julio de 2013

Hablar con un extraño

A veces me gusta encontrar gente con la que puedo hablar de lo que soy, sin saber quiénes son, para dónde van y si les gusta más la rumba o el teatro o ver una peli en casa. Me gusta saber que hay gente a la que también le gusta lo mismo y más aún, saber que a veces nos podemos encontrar en el camino, en un viaje, un bar, un museo.

No es gente con la que estoy compartiendo mis clases de portugués ni la que me encuentro ocasionalmente en el gimnasio, sino la que aparece unos días, unas horas y luego, sin mayor expectativa cada cual sigue su camino.

Hoy pienso en esto porque mi tarea de portugués es responder "O que farei nos próximos 4 anos?", y la verdad, no está muy fácil la respuesta porque ni siquiera lo tengo claro en español. También porque un amigo me dijo que quería hablar conmigo porque yo era un personaje extraño (compartimos algunas fotos y comentarios, pero no hemos hablado más de 2 veces en los últimos 3 años) y porque otro amigo me está inspirando ideas e historias nuevas a partir de una serie de fotos, que nos han llevado a hablarnos como dos extraños cercanos, especialmente como dos extraños que ahora se extrañan.

Hace unos años decidí visitar a un amigo en Panamá, todo mi viaje fue haciéndose día a día. Solo quería conocer, pasear y descansar. Así que un día miré su guía de Lonely Planet y empecé a encontrar los lugares que quería conocer, por supuesto una playa en el Pacífico, otra en el Caribe y así, terminó siendo un viaje increíble.

En El Valle, en la provincia de Coclé, conocí algunas personas que me tomaron fotos, otras que me acompañaron un rato al caminar y otras que me aconsejaron qué hacer; una de ellas, una chica alemana, me dijo que no podía dejar de ir al archipiélago de San Blas, y … cómo me lo iba a perder, si ya me lo había recomendado un gran amigo! Busqué alguna información adicional en Internet y al día siguiente ya estaba en el aeropuerto, lista para subirme a una avioneta de 8 pasajeros y luego aterrizar en una isla diminuta en medio del mar Caribe, llegar después de viajar otro rato en una lancha y así, compartir 3 días en Ukuptupu con otros extraños que viajaban solos como yo.


jueves, 18 de julio de 2013

Conversaciones a medias


- Recuerdas esas noches?
- Sí, las recuerdo (él se refería a un fin de semana maravilloso que pasamos hacía más de un año: mar, playa, cocteles, cama y solo nuestros cuerpos juntos).
- Quiero estar contigo allá. Quiero estar contigo.

Aquí mi mente comenzó a jugar, recordando y soñando, pensando que quizá podríamos vernos de nuevo, pasarla rico y si resultaba algo más, iba a ser genial. Pero, solo vino un silencio, pasaron los minutos, las horas y no hubo nada más. Al día siguiente..

- Hola!!! Me quedé dormido... por las cervezas y el whisky de anoche.
- Ahora lo entiendo, lo que decías era efecto del alcohol.
- Qué atrevida eres! Todo lo que dije es lo que siento.

De nuevo, mi mente vuelve a elevar los pies del suelo, mirar a lo lejos (no importa si es hacia atrás o al futuro) y hacerme preguntas, incluso me critica por haber creído que este personaje no estaba queriendo nada conmigo. Como si fuera una sorpresa, pasan minutos, horas y días después para que yo retome la conversación. No me gustan las conversaciones a medias, no me gusta ...

- No me gusta la forma en que apareces y desapareces en mi vida y en mi corazón.
- Lo sé; no te quiero lastimar. Yo estoy solo, no estoy con nadie y me gusta estar contigo.
- Entonces seamos buenos amigos... Aunque no me caería mal un poco de buena compañía.

Así se repiten las historias, una y otra vez. Tengo que aprender a poner un punto final.