- Recuerdas esas noches?
- Sí, las recuerdo (él se refería a un fin de semana maravilloso que pasamos hacía más de un año: mar, playa, cocteles, cama y solo nuestros cuerpos juntos).
- Quiero estar contigo
allá. Quiero estar contigo.
Aquí mi mente comenzó a jugar, recordando y soñando, pensando que quizá podríamos vernos de nuevo, pasarla rico y si resultaba algo más, iba a ser genial. Pero, solo vino un silencio, pasaron los minutos, las horas y no hubo nada más. Al día siguiente..
- Hola!!! Me quedé
dormido... por las cervezas y el whisky de anoche.
- Ahora lo entiendo, lo que
decías era efecto del alcohol.
- Qué atrevida eres! Todo
lo que dije es lo que siento.
De nuevo, mi mente vuelve a elevar los pies del suelo, mirar a lo lejos (no importa si es hacia atrás o al futuro) y hacerme preguntas, incluso me critica por haber creído que este personaje no estaba queriendo nada conmigo. Como si fuera una sorpresa, pasan minutos, horas y días
después para que yo retome la conversación. No me gustan las conversaciones a medias, no me gusta ...
- No me gusta la forma en
que apareces y desapareces en mi vida y en mi corazón.
- Lo sé; no te quiero
lastimar. Yo estoy solo, no estoy con nadie y me gusta estar contigo.
- Entonces seamos buenos amigos...
Aunque no me caería mal un poco de buena compañía.
ay si qué hueso las conversaciones a medias y las conversaciones con uno mismo
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