viernes, 2 de mayo de 2014

Eu fico assim sim você

Felipe era mi amigo. Nos conocimos un par de años atrás. Antes yo era amiga de su primo, pero cuando este se fue a estudiar a otro país, Felipe y yo nos miramos en el aeropuerto con la incertidumbre de quienes no se volverían a ver. Para mi alegría, Felipe dijo: No me abandones. Yo no dije nada, solo sonreí y con una sonrisa más grande en el corazón pensé: Cómo se te ocurre que te abandonaría, si lo que quiero es estar a tu lado.

Así comenzaron a pasar los días y nosotros a encontrarnos para tomar un café. A veces él llegaba a mi oficina y entonces me ausentaba un rato para hablar y en especial, reir con sus historias. Otras veces, él se acercaba a un espacio en el que yo me reunía con unas amigas, hablábamos, reíamos de nuevo y salíamos todos a comer. Felipe me enviaba correos y mensajes, con canciones lindas y palabras más bonitas para comenzar y terminar mis días.

Un día Juliana me dijo que quería presentarme a una amiga que podía ayudarme a decidir algo para mi vida amorosa. Hacía unos meses había dejado de hablar con Andrés, no quería saber nada de él, esa historia no había sido lo que yo deseaba, pero me costaba cerrar el capítulo. Alejandro era mi ex y con él no hablaba, pero a ratos sentía que la hoja no había pasado y entonces, no me sentía libre para seguir adelante.

Llegué con Juliana al café y allí estaba Diana, ella me sonrió y entonces Juliana se fue a otra mesa. Diana sacó unas cartas y me preguntó si quería saber qué decían los ángeles sobre mi pasado, mi presente y mi futuro. Por qué no? -pensé, soy muy curiosa y no le temo a esas conversaciones con extraños.

Diana me pidió que barajara las cartas e hiciera una pregunta en mi mente, repitiéndola con intensidad y mucha concentración. Así lo hice y al cabo de un rato le pasé las cartas. Ella entonces las puso sobre la mesa en cuatro esquinas y me miro de inmediato con los ojos muy abiertos. Aquí aparecen 3 hombres cerca de ti, uno de ellos hace parte de tu pasado, pero no te decides a aceptarlo aún; entre los otros dos estás dudando sobre cuál es el que más te interesa, pero eso no es tan cierto, tú sabes que solo uno de ellos te quiere como tú a él... A esas palabras siguieron otras y unas que no volví a olvidar: No vayas a cancelar la cita que tienes con él.

Yo escuchaba cada vez con mayor curiosidad y ante esa última frase pensé: Cómo se le ocurre que voy a cancelar. Hoy vamos a salir a tomar algo. Es un día entre semana, pero yo tengo toda la energía del mundo para rumbear y estar mañana en la oficina a primera hora.

Salí con Juliana para comer con ella y su familia. Antes hice una parada en una tienda para llamarlo porque a mi celular se le estaba acabando la batería y no había llevado el cargador. Nos vemos más tarde, mi niña. Comí con Juliana, no le conté nada de las cartas, excepto que me sentía feliz con lo que me habían dicho. La noche siguió avanzando, comenzó a hacer frío y lo llamé: Te parece si mejor nos vemos mañana? - (un silencio) Sí, claro, no hay problema, que descanses, un besito...

Qué bueno! -pensé, me había entrado el cansancio y entonces me fui a dormir.


Días más tarde le conté a una de mis mejores amigas la historia de Felipe, las cartas de Diana y solo ahí caí en cuenta que cancelé la cita, no sé cómo ocurrió eso, solo sé que Felipe nunca volvió a ser tan dulce ni a volverme a decir que saliéramos. Aún hoy recuerdo una de las canciones que me compartió y una de las artistas que más me gusta... Fico assim sem você... Así estoy sin ti...