domingo, 31 de marzo de 2013

Música de fondo para una noche animada


Era uno de esos conciertos soñados: un grupo que me gusta, en un sitio pequeño y tendría además buena compañía. Compré con un mes de anticipación mi boleta, iría con Mateo y sus amigos -todos emparejados-.

A Mateo lo conocí por mi amiga Sonia, quien creía que los dos teníamos algunas cosas en común y podríamos engancharnos; ella juega a la Celestina y nos conoce bien. La primera vez que lo vi, cambiamos un plan de tomar café por unos cocteles, que estuvieron acompañados de una buena charla, muchas historias para reír -punto a su favor- y podría decir que, al final, cada uno encontró cosas interesantes en el otro.

Todos los días después de ese encuentro a ciegas y durante dos semanas, recibía un mensaje de Mateo. Dime un lugar al qué quieras ir. Seguía mi respuesta. Vamos entonces el próximo fin de semana. Yo estaba abierta a conocer y dejarme encantar, pero un día desapareció -nunca he entendido esa forma de actuar- y solo volví a saber de él en la mañana del concierto.

Llamadas y mensajes. Hola! Sé que he estado un poco perdido, pero el trabajo estuvo muy pesado estos días. Para vivir tranquila, decidí hace unos años, no imaginar ni suponer nada en este tipo de situaciones; simplemente tomar lo bueno y bonito, y dejar pasar lo que no me hace bien. Mi respuesta fue un saludo normal, sin mucha emoción ni sorpresa. Aun tienes tu boleta para el concierto de esta  noche? Imagino que vas con algún amigo, así que si quieres vamos todos juntos -fue la propuesta de Mateo.

Aunque estuve ocupada los días anteriores, hice un sondeo entre mis amigos, pero ninguno tenía entre sus planes ir de rumba esa noche; pensé en vender la boleta, pero decidí esperar hasta el final. Entonces le propuse que pasara por mi apartamento antes del concierto y así podíamos actualizarnos un poco sobre lo que había pasado en esos días. Mi amiga Adriana siempre me dice que no debo facilitarles tanto la tarea, pero la verdad, Mateo ya no estaba entre mis planes, así que solo me quería hacer más amable la noche.

La charla estuvo muy tranquila (demasiado, diría yo) y comencé a sentir sueño. Estuve a punto de quedarme durmiendo (sola, por supuesto) y evitarme la pereza de tener que aguantar el frío de la noche, hacer fila, tomar un taxi en la madrugada. No quiero tomar mucho, fue lo único que aclaré sobre la noche, estoy cansada y conociéndome, me puedo quedar dormida.

Salimos a las 8:30 p.m., nos esperaba una fila de más de 200 personas, así que con paciencia y sin andar durante más de media hora, esperamos que llegaran sus amigos. Un bostezo de vez en cuando, el frío no ayudaba.

Yo buscaba caras conocidas, siempre es bueno encontrar a alguien que se sume al grupo y así seguro no me sentiría tan sola. De repente, pasó Julián con un tipo que llamaba la atención; luego entendí que tenía el típico look de chico exitoso de los 90! así que me transporté a mis 15 y empecé a disfrutar el frío, la multitud y la noche. 

Uno de los amigos de Mateo me ofreció una cerveza. Sí, vale! Gracias! Pero desde ese momento, mi atención giró hacia Guillermo... Tienes novio? Entonces, eres casada?


Qué puedo decir del concierto? Tengo algunas imágenes no muy claras de las luces, los vestidos, los sombreros, algo de la buena música de fondo para mi noche. Una cerveza y otra más, un beso y otro más, la tensión entre las piernas y las ganas de alargar ese instante. La mejor forma que tengo para describirlo es esa escena de las películas en la que el mundo comienza a desaparecer, las demás personas se hacen difusas, el sonido se pierde y todo empieza a ocurrir en cámara lenta entre los dos. Ese es mi recuerdo del concierto.

Además de eso, fue una noche increíble. Pasaría todo el fin de semana contigo, eran las palabras que Guillermo me decía entre un beso y una caricia. Por qué te metes conmigo? Yo viajo el lunes a Londres (Guillermo me contó que vivía allá desde hace 5 años), pero eso no me importaba, yo solo quería una noche o quizá dos. A la salida nos cruzamos a Mateo, que por supuesto, se había ido a otro sitio dentro del teatro.

A mi apartamento llegamos a las 2:00 a.m. Dime que no va a llegar tu novio a matarme en una hora. Una frase absurda para mi, soy soltera y no estoy con nadie. No puede ser. Acaso nadie sabe lo que se está perdiendo al dejarte dormir sola. Entre algunas frases como esas, llegó el sol y unas ganas de dormir increíbles. No me esperaba este final para la noche, eres una delicia. A las 6:00 a.m. Guillermo me dio un beso y se fue. Hablamos más tarde? Le dije sí con una sonrisa y cerré feliz los ojos.

Mi día empezó lentamente y todo me hacía sonreir. Espero que hayas dormido. Yo no he dormido un minuto. Hablé con mi amiga Diana, le conté de la noche y reímos de emoción. En la tarde recibí otro mensaje: Quieres que te caiga a tu apartamento y hacemos algo

En la noche, Diana le contó a su novio: Eva se encontró anoche con Julián y un amigo. Ah, si! El que vive en Holanda -dijo él. No, no, él vive en Londres -respondió ella.   

Guillermo llegó con una botella de vino, comenzamos a hablar mientras bebíamos la primera copa. De repente, me dice: Vine porque quería decirte algo. Esa frase me paralizó; algunas ideas locas cruzaron mi cabeza, pero al final mi mente quedó en blanco. Soy casado, quería que lo supieras por mi.


No, no, él vive en Londres -respondió ella. Ah, entonces es la esposa la que es de Holanda -aclaró él.

Creo que las dos nos enteramos al mismo tiempo de esa verdad. Su esposa nunca lo sabrá.

Hablamos un poco más con otra copa de vino. Siguió un intento de un beso y luego mi rechazo. Entiendo, si no estás en el mood, mejor me voy.

Yo seguía sonriendo, las hormonas a veces son más fuertes que las desilusiones. Pero me sentía engañada. Creo que la próxima vez, antes de dar el primer paso o el segundo, quizá, deba preguntar algo más.








1 comentario:

  1. nooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo me morí!! me morí!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! me morí!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! jajajajaja fuck qué desastre!

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